
¡Hola a todos!
Bienvenidos a este espacio, mi pequeño espacio, dedicado a la expresión del pensar y sentir de la vida cotidiana.
Todos los días experimentamos situaciones nuevas y diferentes, algunas pasan desapercibidas ante nuestros ojos, otras nos proporcionan una estupenda felicidad, unas más nos causan un terrible enojo, los nervios se apoderan de nosotros o una nostalgia inexplicable nos inunda. Cada día es un sube y baja de emociones, sentimientos, situaciones que van marcando nuestra existencia.
En esta semana de trabajo pude experimentar sucesos que hicieron redundar en mi mente un solo tema "Educar con el ejemplo".
Para inicios del curso escolar el gobernador del estado cumplió con una de las promesas hechas en su campaña: Entregar a cada alumno un paquete de útiles escolares para apoyar la economía de las familias campechanas que se ve lesionada en cada retorno a clases.
¡Y cumplió Purux! - Se oía mencionar de la boca de algunos pequeños de la Isla.
¡Vaya! hasta que hizo algo bueno -mencionaban algunos incrédulos. Y como no podían faltar los ingratos: ¿Tanto alboroto para esto?
Como verán, son diferentes opiniones para una sola situación. Mi opinión al respecto la reservo por este momento, sin embargo en las aulas otras historias más pudieron derivarse de la primera.
En el quéhacer diario de un aula de clases y su entorno, como maestros nos vemos en la necesidad de tomar desiciones importantes que a veces son las acertadas, pero en otras ocasiones pueden ser el principio de un gran problema, viéndolo del lado positivo nos proporciona al final un excelente tema de reflexión.
El día que se repartieron las mochilas, cinco niños no asistieron a clases, por lo tanto tenía que tomar una medida adecuada para entregarlas a los respectivos dueños sin problema alguno. Para lo cual cité a las mamás de los pequeños y es así como cumplí con la disposición oficial del gobernador del estado, pero como nunca falta un negrito en el arroz una de esas mamis no acudió a mi llamado.
Es importante citar que la madre de familia en cuestión no había asistido a ningún llamado hecho tanto de manera oral como escrita, mucho menos a la primera junta informativa. Por si fuera poco el niño faltaba a clases, cuando llegaba no llevaba el uniforme y útiles completos, llegaba tarde, no entregaba tareas, dejaba mal a su equipo al no cumplir con la comisión que le correspondía asumir, tenía pésima conducta, burlaba a sus compañeros, etc.
Al ver esas actitudes tanto del niño como de su madre, tomé la desición de entregarle la mochila cuando ella decidiera por fin acudir a la escuela para hablar de un solo tema: ¡Su hijo!. Decisión- error por lo que me encuentro escribiendo a cerca de esto.
Como dijera mi directora "No hagas cosas buenas que parezcan malas"... Esta semana por fin decidió la molesta mujer asistir a la segunda asamblea de padres de familia. Por suerte me hizo el favor de esperar a que padres y niños se fueran para quedarme sola con ella. Me dijo claramente que no quería nada, que ya no hacía falta pues mi deber era entregar la mochila como lo hice con los demás niños y como ella es "líder de colonia" que personalmente hablaría con "Purux" (como le llamamos los amigos, según la señora) para explicarle lo sucedido.
Y como aún tenía más que decir, agregaba que estaba enojada por la "burla" que una niña le hizo a su hijo, diciéndole delante de todos que por favor le dijera a su mamá que la maestra quería hablar con ella. A tal burla, según las palabras de la señora, el niño respondió diciéndole a mamá que lo detuviera porque le pegaría a esa p... chamaca (la pequeña tiene una discapacidad intelectual). Para rematar me dice: ¡Maestra! Siempre le he dicho a mi hijo que si le burlan ¡burle! y si le pegan ¡pegue!
A todo eso lo único que respondí fue que entonces para ella "violencia se paga con violencia", ¡No maestra cómo cree! Yo no dije eso. Mi única respuesta fue: Sus palabras no fueron esas, pero sus actitudes demuestran lo que su boca no dice, no le diré más, venga mañana a la hora de la salida para que hablemos en presencia de la directora.
La directora estuvo enterada de todo lo que acontenció desde principio de curso, por lo tanto me apoyó al recibir el llamado del Jefe de Sector al siguiente día, apenas recibió la queja de la señora. Para ese entonces la mochila ya había sido entregada, posteriormente llegó fúrica la madre de familia dispuesta a hacerme añicos.
Entre estrés de evaluaciones, datos estadísticos, compromisos de mi comisión, limpieza del salón, campechanidad, accidentados y demás, agradezco que la directora haya enfrentado la situación sin llamarme, ya que le dejó en claro todo lo sucedido, por llamarle de alguna manera "la puso en su lugar" pero de una forma que no esperaba, pacíficamente.
Aprendí mi lección, de ser muy cuidadosa en la entrega de recursos y no utilizarlos como una medida para "obligar" a los padres a asistir a las citas. No obstante considero el aprendizaje va más allá de eso.
Este viernes 20 padres de familia de 30 pequeños, acudieron a la limpieza mensual del aula como parte de un proyecto colaborativo entre alumnos, padres de familia y una servidora para mejoras del ambiente aúlico. Dicho proyecto fue planeado desde principios de curso, la asistencia de 20 padres de un grupo que no apoyaba es mucha ganancia ¿no creen?
PARA REFLEXIONAR:
Sin más palabras comparemos la actitud de la primera madre de familia que después de todo lo acontecido no asistió a la limpieza, con los 20 padres que sin refunfuñar llagaron dispuestos a mejorar el ambiente en el cual sus pequeños se encuentran.
¿Quién educa con el ejemplo?
Les invito a ver un video el cual refleja otros aspectos de este tema:
http://www.youtube.com/watch?v=igDlNlmIIiA
Finalizo con una de mis frases favoritas:
"Educar al niño, para no castigar al adulto"
¡Hasta la próxima!